martes, 16 de marzo de 2010

pequeña historia

Una gran capa negra se agitó con gran sutileza, desplegando un olor a polvo, que hizo pensar que hacia demasiados años que no pasa agua por sus pliegues. Una sombra oscura, unos cuervos gritando, hicieron que me invadiera un temor sobrenatural, y se alojase en mi pecho para no dejarme respirar, y quedarme paralizada. Deseaba con toda mi alma huir de allí, correr en el sentido contrario y dejar de oír esos ruidos extraños, que invadían cada rincón de mi ser y me invitaban a quedarme para presenciar algo horrible, pero al fin mis piernas reaccionaron, comencé a correr sendero a bajo, tropezándome con todo lo que había en mi camino, corría frenéticamente pero los ruidos me perseguían no conseguía dejar atrás. Desafortunadamente había una rama en mi camino de huida, que no conseguí evitar y choque contra ella quedando inconsciente.



Esa sensación de miedo y temor que me invadía el cuerpo, no podía dejar de pensar en lo que estaba ocurriendo allí arriba cuando...deje mi cuerpo caer, mi mente dejo de pensar y vi caer del cielo una extraña tormenta. Conseguí incorporarme pero no pude hacer correr a mis piernas de nuevo algo me retenía en ese lugar. No podía distinguirlo, pero vi como mi pelo azul era cortado y eran rasgadas mis vestiduras. Quien quiera que fuese que me estuviese haciendo eso no tenía buenas intenciones. Yo Arama la joven hija de un mercader que huyo de casa cuando era demasiado pequeña como para saber como era este mundo, que había luchado por su libertad desde los cinco años veía como me ataban a un árbol. Es muy duro ver como un hombre te coge tu cuerpo curtido por el paso del tiempo y te fuerza a hacer algo tan indeseable. No podía quitar los ojos de su mirada y luego ver aquella sonrisa de satisfacción al dejarme tirada en el suelo como a una maleante y sangrante por haberme resistido. Se fue tan feliz y a mi me dejo tan destrozada aquello que nunca olvidare aquella capa negra cubierta de polvo su sonrisa desafiante, su cuerpo pálido, y mucho menos lo que me hizo, algún día se que clamare venganza y que ese cuerpo débil será destrozado por mi manos.