domingo, 25 de marzo de 2012

Sobre la encuesta

¡Hola, queridos lectores! :)

Si nos vienes siguiendo desde el inicio de este blog, sin duda habrás notado la presencia de una encuesta sobre gustos literarios en la esquina superior izquierda del mismo... Pues bien, aprovecho para deciros que el propósito de la misma es el de indagar un poco más sobre los gustos de quienes nos visitan en materia de libros. 

te pedimos, que, por favor, emitas tu voto en al menos una de las opciones que te indicamos en la misma. pero si notas que falta algún subgénero (no tema) en la misma, por favor, indícanos el nombre comentando en esta entrada y lo incluiremos lo antes posible. ¡Gracias!

jueves, 22 de marzo de 2012

Avance informativo

¿Alguna vez te has planteado cómo sería la vida en los cielos? Seguro que sí. Con las películas de Hollywood, los videojuegos futuristas y/o de fantasía, cómics y novelas, es bastante difícil no haberlo pensado nunca. Más si tenemos en cuenta que el deseo de volar ha sido siempre un profundo sueño del ser humano.

Cito ahora, más en concreto, la afamada película de ciencia ficción AVATAR, de James Cameron. Sobre esta película se ha escrito mucho, pero... ¿recuerdan esa escena de la película con los enormes peñascos flotando alrededor del transporte de los humanos?


¿No les gustaría poder vivir en alguna de ellas? Poder salir de casa y ver el suelo a tus pies... Sin duda más de uno sentiría vértigo, o bien argumentaría que no tiene mucho sentido porque está apartado de todo... Pero, ¿Y si pudieras desplazarte por el aire como quien coge un coche para dar un paseo? ¿Y si, en efecto, pudieras vivir en esas montañas que ves en la imagen o algún lugar similar?

Intrigante, ¿no creen? Les dejaré ir pensando en el sentido de esta entrada. Próximamente, volveré con más cosas para ustedes, pero por ahora, les invito a que dejen flotar su imaginación... Volad libres por el cielo de vuestra mente. ^^


lunes, 12 de marzo de 2012

Dawn y Sunset. Capítulo 7 (Final)


Hace un año que llegué, un año desde que Dawn y yo nos encontramos ante las puertas del castillo del corazón. Sí, sé que era del Corazón, porque era mi propio yo interior el que me impedía poder acceder a él. Entrar y ser yo mismo el dueño de mi felicidad.
Mis pensamientos se agolpan tras mis parpados cerrados. Oigo de fondo el sonido del agua al caer, con fuerza, constante, relajante sonido de la naturaleza que se lleva mis ansiedades con el flujo de la corriente que forma en el estanque. En algún punto a mi alrededor, soy consciente de que Perdida me observa, luchando como cada día contra esa impaciencia que la ha caracterizado siempre.
He tardado un año entero en darme cuenta de todo lo que en su momento me atormentaba: Recuerdos que no hacían sino torturar mi espíritu, un vacío en el pecho que no lograba llenar por más que me esforzara en comprender las razones que me habían empujado a aquella soledad que llegara sin previo aviso a mi vida... Y casi sepultándome a ojos del mundo, muriendo sin que nadie se percatara de mi desaparición. Cómo una vela que se apaga ante la más mínima brisa que entra por una ventana en pleno día.
Un escalofrío recorre mi espalda. Llevo mucho tiempo con el agua cubriendo la mitad de mi cuerpo, mientras la que cae de la cascada golpea la base de mi cuello. Camino hacia la orilla, buscando ahora con la mirada la ubicación de mi compañera. Ésta me mira con ojos simpatizantes mientras extiendo mis alas y aleteo suavemente para desprender el agua de mis plumas negras como la noche.
-Hoy hace un año que empezó aquella pesadilla...- Le comento en un tono tan bajo que temo que no me haya podido oír.
-Yo no lo llamaría pesadilla exactamente... Infierno, purgatorio, tortura... Son sólo términos que se emplean cuando una persona está sufriendo más de lo que puede soportar, cuando ya su cuerpo y su alma no dan más de sí y se acaban desvaneciendo... ¿Tú te has desvanecido, Sunset?
Sonrío. No soy sólo yo quien ha cambiado en este año juntos. Ella también ha madurado. Comparada a aquella chiquilla que encontrase un año atrás en los campos, al borde del bosque, Perdida había dado un vuelco total. A menudo me sorprendía con sus reflexiones filosóficas, como en esa ocasión. Ha sido gracias a ella que he logrado sobrevivir como persona todo este tiempo, mi tabla de salvación cuando todo parecía torcerse y retroceder todo cuanto había avanzado.
-Ciertamente... Aquí sigo. Más fuerte que hace un año. Pero en aquél entonces... Todas esas cosas que me atormentaban me dañaban de una forma atroz. No veía la luz a aquella oscuridad que me cubría la vida.
Perdida me pone una toalla sobre la cabeza antes de que me de cuenta y me atrae hacia ella al tiempo que empieza a secarme lentamente el pelo. Apoya su frente contra la mía y me mira a los ojos, con sus ojos claros como las almendras.
-En esa noche perpetua que vivías, aún tenías una luz, ¿no es cierto?
La Luna. Sí, aún me quedaba la Luna, un reflejo de una luz lejana que aún no podía observar directamente.
-Y te aferraste a ella.- Prosiguió.- No renunciaste a ella. Seguiste luchando, no te rendiste. Aún cuando todo parecía perdido, seguiste buscando la forma de no sumirte por completo en la oscuridad de tu interior... Y lo lograste. Conseguiste superar tus sombras... Y contigo, disipaste las mías, Sunset. Te oigo decir muchas veces que yo te salvé a ti... Pero sabes que no es cierto... Del todo al menos. Si es cierto que yo salvé tu Luz, tú me devolviste la mía. Eres un ángel que alumbra mis noches oscuras.
No puedo evitar reírme al escucharla decir eso. Tiene gracia que me diga que yo, un ángel caído de alas negras, pueda alumbrar una noche. Siempre he creído que tengo más bien un don especial para oscurecer días claros de sol.
-Pues entonces, tú, que no tienes alas, no puedo considerarte ángel, Perdida...-Parece que la ha sorprendido y entristecido mi comentario.- No me malinterpretes. Soy un ángel, y si tú, que no eres un ángel, salvaste mi vida, solo hay una cosa que puedas ser...
Con mis manos, la atraigo hacia mí al tiempo que la abrazo con todo el sentimiento que guardo dentro de mí.
-Sólo otro ser divino que no sea un ángel podría haberme salvado... Una Diosa. Y tú, eres la diosa que me ha devuelto las ganas de vivir. Y de amar.

Previa al capítulo 7

¡Hola a todos! Este es un día especial para nosotros por diversos motivos. No sólo nos encontramos ante el capítulo final de nuestra saga inicial (Dawn y Sunset), sino que, hoy mismo, lunes 12 de marzo, celebramos el cumpleaños de uno de nuestros autores participantes del blog, concreta mente un servidor, Erain.

Han sido semanas intensas y muy divertidas para nosotros, y espero que ustedes hayan sido capaces de disfrutar en igual medida de nuestros relatos. No tenemos fecha prevista para lanzar nuestro próximo trabajo, pero les aseguro que antes de terminar abril tendrán con ustedes el prólogo o capítulo inicial de nuestra siguiente saga, que les prometo va a ser muy divertida y completamente distinta de todo cuanto han leído hasta ahora.
 ¡Gracias por seguirnos y espero que disfruten con el capítulo final! ^^

lunes, 5 de marzo de 2012

Final de la saga Dawn & Sunset (especulaciones)

Hola a todos, quisieramos dejar abierta esta entrada para hacer más dinámico éste blog y de paso poder hablar más de la saga que ha hecho posible la existencia del mismo (Dawn & Sunset). Para todos aquellos que sigan habitualmente esta micro historia romántica y que estén deseosos de conocer su apogeo, dejaremos una semana de plazo para colgarlo y así ustedes podrán comentar cómo creen que acabará, o cómo querrían que acabase.

Hello everyone, We shall left open this blog's post to make it useful and so we could chat a lot of this saga which had made possible it could have been created (Dawn & Sunset). For anybody who sometimes read this short romantic story and have a high wish to know how it ends, We would left a week to post the last chapter and so  all of you can tell us how do you think it will ends, or how do you wish it ends.

Muchas gracias y por favor participen y comenten.

Thank you all so much and please enjoy and comment.

Dawn y Sunset. Capítulo 6.


¿Alguna vez pensaste, al mirar a los ojos a alguien que conoces de mucho tiempo, que sus ojos delatan una mentira que las palabras pronuncian?
Hacía rato que esa sensación me estaba carcomiendo la cabeza por dentro. La chica que acababa de encontrar me seguía de cerca, sin dejar de mirar a todos lados, menos al suelo, razón por la cual no paraba de tropezar y caer, ralentizando nuestro ritmo cada vez que la ayudaba a levantarse.
-Las personas siempre estamos cometiendo errores-Pensé en una de esas tantas ocasiones en que "Perdida" se levantaba de nuevo, pidiendo disculpas con una risa nerviosa.- Pero siempre nos levantamos y seguimos con lo nuestro, da igual lo que ocurra...
Medité sobre estas palabras mientras avanzaba por un camino semiempedrado que discurría por las faldas de las colinas. Ya se divisaba el final de la pradera y el comienzo de una carretera que subía en dirección a la montaña.
-Sin embargo, a todos en algún momento nos llega el turno de quedarnos sin fuerzas, sin ganas de continuar adelante... De querer rendirnos, dejar de luchar, y desear que todo termine... Se pierden las ganas de vivir...
Mi pie golpeó una piedra que sobresalía de la calzada, arrojándola bastante lejos de la calzada principal y dejando entrever el hueco que había ocupado hasta entonces entre todas las demás.
Me detuve, observando la piedra con la cabeza algo ladeada y una expresión que despertó la curiosidad de mi acompañante cuando, al adelantarme, se percató de mi inmovilidad y me miró a la cara.
-¿Qué ocurre, Sunset? Se te ha quedado cara de extrañado...
-Estaba pensando... Esa piedra, me recuerda a mí... a cómo me llegué a sentir hace tiempo, cuando me expulsaron de este lugar sin motivo aparente o culpa de mi parte...
-No te entiendo...- Perdida cruzó los brazos y puso cara de concentración, posiblemente, tratando de interpretar mis palabras.- ¿Podrías... decirme a que te refieres exactamente?
Me acerqué hasta quedar al lado de esa piedra que mi pie había arrojado al lado de la calzada y me arrodillé junto a ella. Medité mis palabras, buscando la mejor forma de transmitir lo que con claridad percibía en mi mente, en forma de palabras.
-Piensa que esta calzada es como un gran grupo de amigos, una familia... Gente con la que sientes un gran vinculo afectivo, intenso... Hasta el punto de que los podrías extrañar si se fueran de tu lado...
Perdida asintió con la cabeza, muda y tratando de no perder una palabra.
-Ahora bien, imagínate que de repente, te obligan a marcharte de su lado, salir de ese grupo, que te expulsan de su lado. Al principio, te sientes confuso, no sabes por qué ha ocurrido, y aún menos si tú tienes la culpa. No tienes forma de contactar con esas personas, porque se han cerrado en banda a cualquier contacto contigo... Y ellos suponían todo tu mundo, eran tus únicos y mejores amigos, aquellos que te habían escuchado cuando tuviste problemas, con los que reíste en tus momentos de mayor alegría... Y ahora yo no tienes a nadie que lo haga. Estas sólo, tan cerca de ellos y a la vez tan lejos... Que sientes una impotencia tan grande, una tristeza tal, que pierdes las ganas de todo... De comer, beber, de reír, de llorar... Hasta el punto en que dejas de querer vivir...
Perdida en ese momento tenía los ojos muy abiertos, impactada por mis palabras tan lúgubres y oscuras. No pude evitar sonreír con tristeza.
-Así me sentí yo cuando fui expulsado de este sitio.-Cogí la piedra con una de mis manos y la sostuve a la altura de mi cabeza en la palma de mi mano.- Me habían quitado la felicidad, y no lograba entender el por qué. ¿Actué mal, acaso? Ni tan siquiera pude defenderme, ni me dieron oportunidad de enmendar mi error de forma alguna.. Perdí muchos de mis recuerdos, todos los relacionados con el tiempo en que fui feliz en este lugar... En su lugar, quedaron solo los malos momentos, con lo cual, me llegué a sentir el ser más desgraciado de la tierra. Sólo, en medio de una multitud de gente. Tan cerca y a la vez tan lejos del calor del cariño humano.
Caminé lentamente hacia el lugar del que había sacado aquella piedra con el pie.
-Sin embargo... Aún cuando se han perdido todas las ganas de seguir luchando, hay formas de incitarse a uno mismo a seguir adelante... La vida es larga, para pasarla compadeciéndose de uno mismo. En el sendero de la vida, hay multitud de ocasiones para reencontrarse con la felicidad perdida o arrebatada, solamente debemos recordarlo en los momentos de mayor penumbra en nuestra vida, y basta la chispa de un solo pensamiento positivo para que prenda la hoguera del optimismo y se disipen las sombras que crees que han dominado tu vida hasta el momento.
Me arrodille junto al hueco y le pedí a Perdida con un gesto de la mano que se acercara. Se arrodilló a mi lado y me miró con expectación.
-No olvides que la felicidad puede alcanzarse en cualquier momento, y que no hay una única forma de conseguir llegar a ella. El fin último del ser humano, la meta a la que todos aspiramos. Si no pierdes de vista las virtudes de que dispones en esos momentos, lograrás recuperar esa felicidad perdida y entonces...
Encajé de nuevo esa piedra en el camino. No parecía que se hubiera salido nunca del mismo, que siempre había estado ahí, igual que todas las demás. Siempre con los suyos.
-Entonces esa sensación de soledad infinita morirá por sí sola. Porque ya no estarás solo nunca más. Porque una persona que es feliz, atrae hacia sí a quienes buscan la felicidad.

viernes, 2 de marzo de 2012

Dawn y Sunset. Capítulo 5


Sopla un viento cálido, procedente del mar. Hace rato que me he alejado del ciprés y me he sentado en la loma de la colina donde se alza, alzando mi vista al cielo donde ya brillan tres estrellas conjuntamente con la luna llena. Por más que ya vislumbre la razón de esa noche sin estrellas, no puedo dejar de sentir cierta lástima por lo hermosa que se vería la noche con el cielo plagado de estrellas, constelaciones que relacionan entre sí todos los entresijos de puntos brillantes que se agolparían sobre mi cabeza al alzar la vista.
A lo lejos, diviso el bosque de la Serenidad, en el camino que queda a mi mano siniestra. A mi diestra, la explanada se sigue extendiendo allende las montañas que cortan con su silueta oscura el cielo en el horizonte.
La brisa remueve mi cabello ligeramente y mis alas se hinchan al recibir un soplo favorable, dándome ganas de alzar el vuelo por un rato. Pero sé que no podré volar tanto en cuanto no tenga la llave que he venido a buscar.
Mis pensamientos discurren entonces entorno a mi guía perdido. He perdido la cuenta de cuánto hace que Dawn se separó de mí y me sorprendo a mi mismo echándola de menos por momentos. Aunque apenas había llegado a conocerla ligeramente, el hada, con su sola presencia, el sonido de su voz o quizás fuera su aroma místico, conseguía liberarme, por unos momentos, de esa angustia que me ha pesado en la mente desde el momento en que, como pude comprobar al evocar el recuerdo almacenado en el ciprés, me persigue desde que Edén me desterrase de esas tierras. Y condenase mi memoria al olvido, quizás para siempre.
Sigue siendo una incógnita para mí quién sería la otra voz que rememoré al salir del Bosque de la Serenidad. Sí he podido llegar a relacionar la otra voz, la que abogó en mi defensa durante aquél momento, con la de Edén. Pero la otra, en cambio, aún se me escapa.
-“En alguno de esos árboles que se hayan dispersos en esta pradera debe de estar encerrada la identidad de esa persona... o puede que se encuentre en alguna etapa posterior a la fuente que mencionó Dawn... Quizás debería ponerme en movimiento y seguir buscando mis recuerdos perdidos...”
Por mi mente se pasa también la posibilidad, nunca descabellada, de intentar localizar al hada, aunque algo en mi interior me dice que no la encontraría a menos que ella misma quisiera que la encontrase. Y es que, las criaturas como ella son tan fluctuantes como un río, capaz de ser tranquilo por momentos y agradable para bañarse en sus aguas y otras tan agitado y traicionero que engulle a quien osa acercarse a su orilla.
- Y sin embargo, su mirada parecía pedir a gritos una mano amiga que la aliviase un poco de su carga...
Con un suspiro que sigue a mi propia declaración, echo a andar ladera abajo. Paso firme, sin vacilar, mi mente divaga en mi propio mundo una vez más mientras mis pies, casi como si tuvieran vida propia, me llevan a través de esos campos mágicos hacia mi destino.
El olor a hierba humedecida por el sereno nocturno embriaga mi olfato, y el lento y acompasado vaivén de las copas del bosque que se extiende en los límites de los campos, genera en mi una sensación de hipnotismo demencial del que muy difícilmente puedo zafarme, y es que en el fondo, esa sensación es muy atractiva, tan liberadora, tan relajante, que se hace de querer.
Camino en esos momentos por un campo de flores bastante peculiares. Su capullo se abre y se cierra acompasadamente, como si captara la luz de la luna y las estrellas y la condensara en pequeños ramilletes de luz iridiscente al estar cerradas y las liberase como pequeñas luciérnagas al cielo nocturno al abrirse. El manto de flores se extiende a lo largo de varias colinas, por lo que puedo percibir al subirme a una de ellas.
Contemplo embelesado el paisaje, disfrutando de esa calma tan apacible, cuando un movimiento en la periferia de mi mirada me hace volverme hacia ese punto. Una joven, vestida de negro y con el traje hecho trizas en varios puntos del mismo, sobre todo en los que corresponden a los bajos del traje y las mangas, me observa desde el pie de la colina, algo boquiabierta.
El intercambio de miradas no dura mucho, pues ella aparta la vista, visiblemente sonrojada, al toparse mis ojos con los suyos. El gesto hace que asome a mis labios una sonrisa, no muy pronunciada, de afecto. Bajo la colina con tranquilidad y llego a su lado un poco después, cuando ella parecía ya dispuesta a adentrarse en los campos.
- Buenas noches, señorita. – Saludo lo más cordial que puedo. Es la primera persona que veo en esas tierras, si exceptúo a Dawn.
-Em... Hola.- Parece aún más sonrojada aún si cabe, cómo si en verdad el hecho de estar hablando conmigo le pareciera algo inusual o fuera de lugar.
- ¿Estás haciendo el trayecto hacia la fuente de las montañas o vas de vuelta al castillo, por casualidad?
-Esto... ¿Perdona?
Mentalmente, me planteo que debe de estar pasándose por la cabeza de esa joven para estar tan turbada. Es evidente que algo en mi la desorienta, de modo que decido ser un poco más suave en el trato y no entrar al grano hasta que la chica se calme lo suficiente como para recuperar su cordura.
-Perdona, no me he presentado. Mi nombre es Sunset.
-Esto... Verás, yo... Tengo un pequeño problema... Resulta que, no me preguntes como, me... Verás yo estaba yendo de camino a visitar a unos parientes que viven en otra ciudad, pero por el camino, me equivoqué de camino y, sin comerlo ni beberlo, acabé ante ese castillo tan raro que hay ahí atrás, luego de pasar el bosque no sé si sabes de lo que hablo.- Me señala la dirección en la que queda el castillo, gesto redundante que no hace más que confirmar mis sospechas de que la pobre es un puro manojo de nervios en ese momento, pues habla tan rápido que apenas logro enterarme de lo que me dice.- Y bueno... al tratar de atravesar el bosque para salir de nuevo hacia mi casa me desmayé... y el caso es que, te vas a reír, pero el cómo llegué aquí es lo último y único de lo que me acuerdo, porque ya, sinceramente, no recuerdo ni mi nombre... Y lo de que me desmayé lo supongo, porque desperté en medio del bosque y ya hasta ahí llego...
Se me debe de haber quedado cara de treinta y tres, porque ahora me mira de forma extraña, como si al que le pasara algo raro fuera a mi mismo.
-¿Em... Está bien señor ángel?
-Solamente un poco en shock por lo que acabas de soltar en solo un minuto. Y lo de señor, sobra. Llámame Sunset.
-Entendido.
-Vamos a ver si lo he pillado todo: Te has perdido y has acabado aquí sin saber cómo. Y encima, has perdido la memoria por completo, ¿no?
-Sí, creo que podríamos decir que sí.- Esa postura de estárselo pensando no me da muy buena espina sobre sus cualidades mentales actuales.
Respiro hondo. Sería una irresponsabilidad dejar a la pobre en su situación actual vagando por esas tierras sin compañía. De modo que tomo una decisión.
-Mira, vamos a hacer una cosa. Tal como estás, no creo que puedas encontrar el camino de regreso sola, de modo que, si no te importa, voy a acompañarte, al menos hasta que logres recordar algo de ti misma y juzgue que estas capacitada para valerte por ti misma, ¿hace?
-De acuerdo. Iré contigo, pero te aviso que me distraigo con bastante facilidad...
-“No, si eso ya lo veo desde aquí...”- Rápidamente sacudo esa idea de mi cabeza.-Estoy buscando la forma de entrar al castillo, estoy seguro que ahí podremos ver cómo ayudarte... Y hasta que recuperes tu nombre... Te llamaré “Perdida”