miércoles, 18 de junio de 2014

Capítulo 10

Unas horas después de lo sucedido en el parque, Wïlden y yo depositábamos en la mesa de la estancia principal del club una ristra de planos y mapas sacados del archivo de la biblioteca. No estaban actualizados desde hacía un par de años élficos, pero la estructura principal de los edificios y la disposición de la planta de la ciudad apenas habían cambiado desde entonces. Los detalles que faltaban podíamos rellenarlos nosotros mismos con la información de que disponíamos.

-Obviamente, no están los planos de la central eléctrica, ni de los edificios vitales del distrito.- Comenta mi compañero, ayudándome a desplegar el correspondiente al instituto.- Pero sí todo lo demás. Incluyendo la red de alcantarillado, los planos de las residencias y uno algo desfasado del instituto. Creo que es de antes de que remodelaran el edificio para añadir las aulas extras del primer y el segundo piso.

-Servirá. Dudo que el área de administración haya cambiado demasiado en éste tiempo.- Observo la zona de despachos de los profesores y  fijo mi atención en un habitáculo algo más grande que los demás.- Éste debe de ser el despacho del director. Casi en el extremo más alejado de la entrada.

-Lo que significa que la oficina del secretario debe de estar cerca. Yo apostaría que es la contigua.-Señala una habitación adyacente a la que he marcado yo, algo más estrecha que la del director.- Por lo que he podido oír, el conserje siempre se anda quejando de que nunca cierran las puertas con llave y siempre tiene que ir él mismo a hacerlo luego de que se marchan.  El instituto siempre permanece abierto hasta las ocho de la tarde, y si mi información es correcta, toda esa zona queda vacía desde las siete,lo que nos da tuna hora para infiltrarnos ahí.

Echo un vistazo a la conserjería, casi en el ala opuesta a la gubernamental. La ronda del conserje para asegurarse de que todas las habitaciones del instituto permanecen cerradas durante la noche debe de comenzar por esa zona y terminar en la de despachos, en caso de que intente ser lo más eficiente posible al realizar cada viaje.

-Vas a tener que mantenerlo controlado en todo momento, junto con los posibles merodeadores que puedan quedar en el instituto mientras yo hago mi parte.-Observo la pierna escayolada de Wïlden.- ¿A cuánta distancia puedes ubicar las emociones de una persona?

Mi amigo se queda pensativo unos instantes.

-Unos cincuenta metros, si estoy absolutamente concentrado. Lo he estado practicando mientras estaba internado en el hospital, y creo que esa es la distancia máxima que soy capaz de conseguir. Entra dentro del rango que teníamos pensado para comunicarnos. El único peligro vendrá si me veo obligado a abandonar el edificio mientras tú sigues dentro, porque la distancia que hay entre los muros exteriores y el edificio me dejaría fuera de alcance para sentir a tiempo si se te acerca alguien.

-Entonces procura que no te pillen.-Sentencio antes de estirar mi mano para coger otro plano, esta vez del distrito 16 entero.- Una vez hayamos hecho esto, nuestro siguiente paso será pensar cómo hacemos para llevar los materiales que necesitamos desde el depósito central hasta el club sin levantar sospechas. Es demasiada cantidad para llevárnosla de golpe, y si realizamos muchos viajes corremos el peligro de que nos descubran. Teniendo en cuenta que últimamente parecen habernos puesto una diana en la cabeza, creo que esto último es más que probable.

Wïlden empieza a desplegar y examinar diversos planos de todas las zonas de la isla, ampliadas considerablemente. Parece contrariado por algo, pero no termino de averiguar el qué.

-Los que trabajaban en el depósito central decían que había una línea de abastecimiento especial para el instituto y las residencias. Si lográsemos tener acceso a ella de alguna forma, podríamos usarla para llevarlo todo hasta el instituto y así acortar la distancia que tendríamos que cubrir a pie. Pero es que no hay rastro de ella por ninguna parte…

-Tal vez sea un bulo, una leyenda urbana.- Comento mientras le ayudo a localizar la mencionada línea de abastecimiento en los planos.- O puede que la ruta sea nueva y no aparezca en éstos planos, que tienen ya unos años…

-La línea existe.- Wïlden y yo damos un respingo al oír una voz a nuestras espaldas. Al darnos la vuelta apresuradamente tiramos algunos rollos de mapas que estaban sin abrir al suelo, y nos quedamos observando a la persona que nos habla sentada junto a la ventana de la sala.- Es un metro subterráneo que parte desde el almacén principal y llega hasta el instituto. Luego desde ahí salen otras tres líneas que van a parar a las tres residencias del campus, pero todas están vigiladas, por lo que es imposible acceder sin que se entere La Guardia.

La que ha hablado es una elfa (y van dos el mismo día), de aspecto frágil y desaliñado. Lleva el uniforme escolar algo arrugado, y su lazo está mal anudado al cuello. Usa unas gafas de montura fina que a duras penas logran ocultar unas enormes ojeras bajo sus ojos marrones, y su pelo castaño, recogido en un moño bastante apretado, parece no haberse peinado en semanas, con guinchos por todas partes. Sostiene un manual de física entre sus manos y no deja de garabatearle cosas mientras habla con nosotros, completamente abstraída en lo que hace.

Me vuelvo hacia Wïlden y lo fulmino con la mirada. Él me mira boquiabierto, quizás haciéndose la misma pregunta incomprensible que yo. Lo agarro por un hombro y acerco mis labios a su oreja, para que la misteriosa estudiante no pueda oírnos.

-¿Cómo demonios se te ha pasado que estaba aquí?-Le pregunto en un susurro, controlando el tono de mi voz para que la otra no decida intentar escucharme.

-No lo sé, no la había sentido. De hecho, ahora mismo no soy capaz de sentir ninguna emoción por su parte. Es como si estuviera tan concentrada que no fuese capaz de producir ningún sentimiento.-Me comenta boquiabierto, sin dejar de examinarla.- Kenlish, esta chica podría ser mejor que tu controlando sus emociones. Pero la cuestión es, ¿Qué rayos hace aquí?

Al volver a mirarla siento un extraño deja vu. Me alejo rápidamente de Wïlden y me dirijo a buscar la carpeta donde he guardado la documentación del club y todos los papeles que me habían entregado en el negociado de clubes. Rebusco entre todo su contenido y acabo localizando la lista de integrantes que había presentado para fundarlo, y enseguida localizo las firmas que había logrado reunir yo misma con ayuda de mi amigo. Se me viene el alma a los pies.

-Es otra de las que reunimos firmas para fundar el club.- Me doy una palmada en la frente al tiempo que le tiendo la hoja a Wïlden, que la recoge con interés.- Su nombre es Gilnevit, de la 2-A. Cómo si no hubiera suficiente con que la de las sandías fuera a pasarse por aquí, ahora resulta que ella también…

-Llevaba dos semanas viniendo por aquí, pero hasta ahora no había venido nadie.- Comenta la elfa, pasando una página del manual y girando el lápiz entre sus dedos.- No sé muy bien por qué, porque no había ningún letrero en la puerta que explicase nada. Aunque también es verdad que no había ningún cartel en el tablón de la residencia o el instituto que indicara dónde se había alojado el Club de Geología al final. He tenido que preguntar en la Secretaria de Asuntos Académicos para que me lo indicaran, y aún así han tardado en decírmelo… No entiendo a los adultos, su tiempo de respuesta es inexplicablemente lento para todo lo que les preguntes.

-Te pedimos disculpas, Gilnevit. Hemos sido un poco descuidados con las normas de publicidad, pero es nuestro primer club y hemos tenido algunos problemas personales en el último mes.-Interviene Wïlden, con una sonrisa comercial en su cara.- Espero que entiendas que no ha sido nuestra intención ponerte trabas para que vinieras… Pero, lo cierto es que tampoco pensábamos que pudieras…

-Me interesa todo lo que tenga que ver con la ciencia. Odio las letras, me traen por el camino de la amargura todas y cada una de esas disciplinas.-Lo suelta todo con tal aplomo que hasta yo misma me sorprendo por su franqueza.- La Geología estudia la composición de la tierra en todos sus niveles, por lo que entra dentro de las ramas que me atraen, por eso me uní a éste club.

-Estupendo, una que ha entrado por vocación.- Pienso horrorizada, tratando de buscar una salida a éste embrollo.- Vaya, nos halagas, Gilnevit. Realmente no pensábamos que hubiera alguien más que pudiera compartir nuestra pasión por la…

-No te molestes. Tras lo que les he oído comentar hace unos momentos es evidente que su intención con éste club era la de simplemente usarlo como tapadera para hacer alguna otra cosa. Que hayan estado interesados por el metro de abastecimiento para trasladar algo sin ser vistos sugiere que planean algo ilegal, pero tranquilos, no le diré nada a ningún profesor siempre que cumplan un mínimo de objetivos del club y me permitan estudiar algo de verdadera geología.

Oigo como las muletas de Wïlden caen al suelo. Yo tengo que apoyar una mano en la mesa para no caerme al suelo cuando noto que se me van todas las fuerzas de las piernas. Ésta chica acaba de calarnos en tan solo unos instantes, y lo peor era que ahora trata de chantajearnos a cambio de su silencio. Todo se está yendo al garete por dos miserables errores de cálculo en mis planes.

Justo en ese momento se oyen unos golpes en la puerta de entrada de la casa. Wïlden adopta un semblante de terror y se vuelve a mirarme, sin saber qué hacer. Lo cierto es que ni yo misma tengo muy claro cómo proceder para salir al paso de ésta serie de catástrofes que pretenden dar al traste con todo.

-Deberían ir a abrir. Están tocando a la puerta.- Comenta Gilnevit como si no fuera con ella, mientras vuelve a atacar el manual con la punta de su lápiz.

-Vale, vale.- Respiro hondo y recompongo toda mi expresión.- Wïlden, ver tu a abrir. No vayas muy rápido, necesito tiempo para guardar todo esto donde no lo vea nadie. Y Gilnevit, por favor, no menciones lo de la línea de abastecimiento a nadie. Luego te lo explicaremos todo.

La elfa permanece impasible mientras yo recojo todos los planos y los voy arrojando al interior de un arcón que hay cerca de la entrada al sótano. Mi amigo, mientras tanto, avanza cuan lento puede hacia la puerta de entrada, al otro lado de la cual se oyen algunas voces hablando animadamente.

-Ya va, ya va.- Oigo que comenta, justo cuando echo el cierre al arcón y me voy tras él.

Al abrir la puerta, mis peores temores se ven confirmados. La rubia con la que había visto hablar a Wïlden horas antes, y otros dos muchachos, uno alto y corpulento, y el otro algo más bajito que mi amigo, están de pie en el exterior de la casa. En cuanto ella ve a mi compañero en muletas, se le ilumina la cara.

-¡Hola de nuevo! Acabo de ir a preguntar al negociado de clubes por éste local y creí que lo mejor era localizarlo cuanto antes. No pensaba que fueras a estar aquí, Wïlden.- La chica esboza una sonrisa tan deslumbrante que por un momento siento que me voy a quedar ciega.- ¿Podemos pasar?


Nos hemos sentado los cinco en torno a la gran mesa sobre la que habíamos tenido los mapas unos minutos antes, mientras Kenlish se encarga de preparar una tetera en la cocina. El ambiente se ha tensado de tal manera que prácticamente soy capaz de adivinar los pensamientos de los demás sin siquiera recurrir a mi poder. Gilnevit permanece concentrada en su manual de física, sin emitir ninguna emoción destacable, como si la presencia de tres personas nuevas no la molestara lo más mínimo. El chico más pequeño, de pelo negro y largo hasta cubrirle la mitad de las orejas y la frente, permanece muy pendiente de los movimientos del lápiz de la chica, transmitiéndome una sensación de aburrimiento supremos.

El más alto, al que había visto volcar la embarcación en el lago, intercambia la mirada entre todos los presentes en la sala, curioso. Tiene los ojos algo pequeños para el tamaño de su cara, sin apenas pómulos y un mentón fuerte. Lleva el pelo corto, casi rapado por los lados y teñido de rojo, dándole un aspecto bastante amenazador. Sin embargo, la sensación que me transmite es la de una persona tranquila, y en base a lo que había podido ver en el lago, debe de ser una buena persona.

La chica rubia es un manojo de emociones, en cambio. Por un lado, no cesa de mirar a Gilnevit y a Kenlish alternativamente, para luego detenerse unos segundos en mi persona y rápidamente apartar la mirada de nuevo. Puedo sentir su vergüenza y su ansiedad por romper el mal ambiente que se está generando sin que nadie intervenga. Y cada vez que cruza las manos sobre las rodillas, puedo sentir como el más grande la observa con cariño y compasión. Sin duda, los dos chicos debían haberse presentado para acompañar a su amiga.

-Bueno, ¿alguien quiere leche o azúcar con el té?-Suelta Kenlish mientras deposita la tetera en medio de la mesa, sobre un pedazo de corcho para no quemar la madera.- Os ofrecería algo de limón también, pero no contaba con que pudiera venir tanta gente a la vez…

-Lo siento, es que hasta ahora no habíamos podido acercarnos por aquí.-Comenta la chica de los tirabuzones, agarrándose al cable que le ofrecía la intervención de mi amiga.- Pero según me ha contado Wïlden hace un rato, él ha estado ingresado en el hospital estas dos últimas semanas, así que tampoco… Bueno, no habría tenido sentido que viniéramos.- Kenlish se la queda observando con los labios ligeramente apretados, pero sin alterar su expresión afable en ningún momento. La otra enseguida se apresura a tender su taza, algo cohibida.- Con leche, por favor.

-¿Así que has estado en la clínica, Wïlden?- Comenta el tipo alto, mirándome con curiosidad.- Tiene pinta de haber sido algo gordo. ¿Qué sucedió?

Lo evalúo unos segundos antes de responder, tratando de averiguar si su preocupación es igual de propia que la de la chica que tiene junto a él. Dejo escapar un suspiro al tiempo que Kenlish empieza a servir el té.

-Unos tipos me dieron una paliza en el parque hace dos semanas. Me rompieron varios huesos y sufrí una hemorragia interna que casi acaba conmigo. Los médicos aún no terminan de creerse que lograra sobrevivir antes de que me localizaran.-El chico más bajito pareció interesarse por primera vez en mí, algo que pareció contagiarse a la propia Gilnevit, que levantó al fin la vista del manual para observar mis heridas con una pizca de curiosidad en sus ojos. La otra chica y el que me había preguntado se pusieron pálidos por unos instantes.- Por lo visto alguien me encontró y me llevó hasta la entrada de urgencias, pero los doctores que me atendían no supieron o no quisieron decirme quien había sido. Lo único que tengo es éste anillo que llevo en el dedo, que imagino ha de ser de mi salvador y en cuyo caso, debió de tratarse de algún adulto.

Les muestro el anillo con forma de dragón que había aparecido en mi dedo al despertar del coma, y todos lo observan durante unos segundos. Por primera vez, siento curiosidad por conocer al antiguo propietario del mismo y el porqué de que me lo hubiera entregado a mí. Pero nuestros invitados parecen pensar a más velocidad que yo y el chico que había estado observando a Gilnevit empieza a hablar con tono acelerado.

-¿Y de los que te atacaron se ha sabido algo? No sé, en dos semanas creo yo que ya tendría que haberse tenido noticia de quienes han sido…

-Dylphier, ¿por qué no piensas un poco antes de hablar?-Le cortó su amiga en tono fastidiado, haciendo que Kenlish soltara una risita por lo bajo.- ¿Tú acaso habías oído hablar de esto en las dos semanas que lleva Wïlden internado? No, y eso es porque esa desgracia de profesores ha estado implicada manejándolo todo. Me apostaría algo a que al fin alguno de ellos ha empezado a limpiar la sangre de la escuela y han decidido que Wïlden fuera el primer plato, seguro.

-Espera, ¿los profesores?-Pregunto intentando, sin éxito, disimular el asombro que me han provocado sus declaraciones.- ¿Limpieza de sangre? Parece que los estuvieras comparando con una mafia. Aunque en el fondo yo pienso igual respecto a ciertos individuos…

-¡Es que lo son! Bueno, no todos, pero si muchos de ellos.-Se vuelve a mirarme con la indignación asomando a sus cristalinos ojos azules.- Rasmus, por ejemplo, es el típico adoctrinador de masas. ¿Alguna vez has prestado atención a lo que dice en sus lecciones? A nosotros tres nos daba clases hasta el curso pasado, y por culpa de él y otros tantos que le siguen el juego es que hemos acabado en el segundo piso. Porque no nos tragamos las mierdas que le meten al resto de los estudiantes. Con la influencia que tienen, no me extrañaría que hubieran creado una secta dedicada a odiar y perseguir a los que piensan o parecen diferentes, por eso he dicho que si hay algún adulto implicado en tu incidente, fijo que ha sido uno de ellos.

-Hebilenn, cálmate. Te estás excitando otra vez.-Dice el elfo grandote, poniéndole una mano en el hombro a su amiga con actitud apaciguadora, al ver que ésta se ha puesto en pie sin darse cuenta mientras hablaba. La aludida se sentó rápidamente, sonrojándose.- Discúlpala, le ocurre con frecuencia cuando habla de cosas importantes.

-No, no, si no me molesta.-Digo con un hilillo de voz. Observo de reojo a Kenlish, que se ha sentado a mi lado y oculta su boca tras el borde de su taza de té, observando al techo con aspecto concentrado.- En realidad, yo también pienso de forma parecida, al menos en lo de que hay profesores que parecen más una policía intelectual que unos maestros. De hecho, Rasmus me cae como el culo, y todos en el primer piso saben que nuestra aversión es mutua. Pero hasta ahora nunca había oído que pudieran degradarte al segundo piso solo por no caerle bien a unos profesores…

-No nos han degradado. Nosotros elegimos irnos del primer piso.- Comenta Dylphiel, atrayendo hacia sí todas las miradas. De repente, parece que se le traba la lengua y, tras ruborizarse, se vuelve hacia su compañero, que aun mantiene una mano sobre Hebilenn para evitar que ésta se levante nuevamente.- Vers, explícaselo tú, anda.

-Que no me llames Vers, ostia.- Replica él adoptando una expresión sombría.- Es Versmegzul, no se te ocurra usar el diminutivo, te lo he dicho ya mil veces.

-Venga, cálmate, tampoco hay que ponerse así…-Trato de apaciguarlos al ver que el chico parece verdaderamente molesto por el nombre. Sin embargo, el elfo se acaba tranquilizando él solo antes de que yo haya completado mi frase, y se vuelve hacia mí con la expresión más relajada.

-Verás, en el último examen de clasificación los tres decidimos que lo mejor era marcharnos del primer piso, que es donde se concentran la mayoría de los profesores déspotas, como Rasmus. A mí solían despreciarme por el hecho de que provengo de una región de Isnir en la que suele asentarse gente de bajo nivel académico, bruta y en general, que apenas termina la formación obligatoria se dedica a vivir del mar y la tierra. Me pinchaban todo el tiempo con ese estereotipo, porque al tener este cuerpo tan musculado no se les ocurre que yo pueda ser algo más que un bruto sin cerebro.

“A Hebilenn y Dylphiel en cambio les han echado siempre en cara sus dificultades para controlar sus emociones, a pesar de que ella es un portento con la química y él tenga una velocidad de procesamiento fuera de lo común. Por no hablar de que físicamente son más bajitos que la media y no tienen los rasgos tan estilizados como supuestamente deben ser los elfos puros. Antes de que nos hiciéramos amigos, se metían bastante con ellos llamándoles semielfos y esas cosas… Bueno, ¿qué te voy a contar de eso que no sepas?”

-Así que, cuando hicimos el último examen de clasificación, hicimos trampas.-Intervino Hebilenn, dándole unas palmadas en la enorme manaza que Versmegzul mantenía sobre su hombro.-  No nos esforzamos cuanto podíamos, sólo lo necesario para que nuestra nota media nos garantizara estar en una de las primeras clases del segundo piso. A fin de cuentas, los créditos fijos que nos dan por estar en una u otra clase para nuestros gastos son más altos conforme más arriba estas en el escalafón, y aunque no queríamos estar en la primera planta por principios, si que nos interesaba seguir teniendo unos ingresos dignos.

-Aunque desgraciadamente, ahora nos vemos obligados a trabajar sí o sí para mantener los pequeños caprichos que teníamos.-Interviene Dylphiel, haciendo que los otros dos sonrían ampliamente.- Mi hermana y yo, por ejemplo, entramos a trabajar en el Swarthen hace un par de días. Curramos los fines de semana a media jornada cada uno, y Vers trabaja en el almacén central distribuyendo las mercancías que entran al distrito.

-¡Que no me llames Vers, te digo!

Versmegzul se levanta de su silla y empieza a perseguir a su amigo por toda la sala, mientras Kenlish intenta hacerlos parar a voz en grito, sin éxito. Hebilenn, mientras tanto, se acerca su taza de té y le da un trago con tranquilidad, como si aquella situación la hubiera vivido tan a menudo que ya ni se diera cuenta de ello. Gilnevit, por su parte, parece perder el interés enseguida y se concentra en beber de su propia taza, mientras vuelve a leer su manual de física.

-Entonces… ¿Hebilenn, no?-Pregunto a la chica, que me guiña un ojo con picardía, antes de extender su mano para acercarse el azucarero.- Corrígeme si me equivoco, pero lo que Versmegzul ha dicho de que se metían contigo y con Dylphiel por ser medio humanos y ese comentario que ha hecho él hace un momento… ¿Tu eres esa hermana de la que hablaba?

La chica asiente y echa dos cucharadas de azúcar en su té. Mientras tanto, Kenlish ha desistido de intentar parar a los dos amigos que no cesan de corretear por la estancia y se ha vuelto a sentar a mi lado, observando a la rubia con cara de pocos amigos.

-Somos hermanos de nacimiento, de un mismo parto según nos contaron nuestros maestros hace años. Gemelos bivitelinos, creo que se les dice. Aunque yo creo que la inteligencia genética me la he llevado yo.

-Ya veo… Tienes suerte de tener un familiar contigo.-Comento mientras me sirvo mi propia taza de infusión.- Eso ayuda bastante a sobrellevar el que te acosen por ser un bicho raro.

-Desde luego, tú lo has debido de pasar mal todo este tiempo… No recuerdo haberte visto nunca acompañado hasta que empezaste a verte con… ¿Cuál era tu nombre?-Le pregunta a Kenlish con un tono y una expresión que, en cualquier otra circunstancia y ante cualquier otra persona, habría significado una declaración de guerra. Pero mi amiga se muestra impasible ante la provocación, y le responde con un tono suave y calculado.

-Kenlish. Un placer tenerte aquí.-Por fuera vuelve a ser la Reina de hielo que la hizo famosa antes de conocerla, pero por dentro siento como empieza a despertarse un desmesurado instinto de rivalidad entre ambas. Yo me encojo ligeramente en mi sitio, mientras las mantengo vigiladas con los ojos y mi voz interior.- Sólo por curiosidad, ¿en qué clase estaban antes de que se pasaran a la segunda planta?

-Tiene gracia. Solía estar siempre entre la 1-B y la 1-C. El año pasado me quedé a unas pocas décimas de alcanzar la 1-A, pero al final no pudo ser.- Hebilenn parpadeó y, como si se hubiera dado cuenta de lo que estaban haciendo, trató de aparentar naturalidad ante mi compañera, que emitió un inconfundible sentimiento de satisfacción y cambió su expresión a un rostro más afable.- ¿De quién fue la idea de fundar éste club, por cierto? ¿Qué objetivos tienen?

Se me dibuja una sonrisa en la cara al oírle hacer esa última pregunta, y Kenlish se percata de ello al instante. Nos miramos en silencio durante unos segundos, en los cuales puedo percibir como mi amiga se resiste, como si me hubiera leído el pensamiento, a darme su consentimiento. Yo empiezo a asentir lentamente con la cabeza, acentuando aún más mi sonrisa cuando ella se me acerca y me empieza a hablar al oído.

-Wïlden, sé lo que piensas. Y mi respuesta es no. Vale que su historia parece tan mala como la nuestra, pero no sabemos si podemos fiarnos de ellos. Y si participan, podemos acabar arrastrando a los demás firmantes que no se han presentado en caso de que nos pillen.

-Tonterías. Si nos pillan, les decimos que hay que proteger a las víctimas inocentes y listo. Si es necesario, tú y yo asumimos toda la culpa y aquí no ha pasado nada. Pero además…-Hago que gire la cabeza hacia Gilnevit sujetándola suavemente por la barbilla.- Ella ya nos ha calado nada más vernos. ¿Qué más dará que les pidamos que nos ayuden, ya que están? Todos parecen tener un motivo u otro… Para querer hacerlo.

Gilnevit alzó la mirada hacia nosotros, como si nos hubiera oído. Yo le dedico una sonrisa y señalo disimuladamente, para que Kenlish no me vea, hacia el arcón donde ha escondido los planos del distrito. La elfa parece captar mis intenciones al ver que mi amiga sigue tratando de convencerme de que mantenga los planes en secreto, y acaba cerrando el libro con un sonoro estampido. Todos se vuelven hacia ella, incluso Dylphiel y Versmegzul, que detienen su inacabable carrera por el edificio al oír el golpe.

-Yo antes he oído una conversación sobre introducir algo en el instituto sin que les vieran… Creo que pretenden usar el Club como una tapadera para preparar lo que sea que vayan a hacer ahí.

Kenlish le dedica una mirada con los ojos desorbitados, sin poder creerse lo que acaba de hacer la chica. Hebilenn y sus dos amigos se vuelven a su vez hacia mí, con las cejas enarcadas en una expresión escéptica en sus caras. Por último, mi amiga deja escapar un suspiro y se deja caer contra el respaldo de su silla, abatida. Me da una sonora colleja antes de terminarse de un trago lo que quedaba de té en su taza.


-Está bien, tú ganas. Cuéntaselo, pero si al final acaba siendo un error, te haré responsable única y exclusivamente a ti.

miércoles, 4 de junio de 2014

Capítulo 9

Una semana después de mi despertar, un par de agentes de la Guardia de Eylissia, las fuerzas especiales encargadas de proteger la capital y la ciudad-escuela, me hicieron una visita en mi habitación de la clínica. Hasta la fecha, ninguna de las agresiones que había sufrido a manos de mis acosadores había terminado conmigo en la sala de urgencias, pero dado que en ésta ocasión había estado al borde de la muerte, las fuerzas del orden tenían la responsabilidad de investigar lo sucedido. O al menos eso fue lo que me dijeron mientras me interrogaban sobre todos mis movimientos de aquella noche.

No fue una conversación muy extendida, puesto que apenas llegamos a estar departiendo más de media hora a lo sumo. La Guardia me interrogó especialmente en lo relativo a los frecuentes incidentes que aparecían en mi historial, y sobre mi posible enemistad con ciertos alumnos de mi distrito (cosa que no me molesté ni en negar) y al final me informaron de que iban a presentar una solicitud de inspección al Ministerio de Educación por las posibles negligencias de la dirección al manejar mi situación. Sobre la paliza que casi me había matado, se limitaron a decirme que investigarían en base a lo que yo les había contado, pero que iba a llevar tiempo.

-No es frecuente que se produzcan éste tipo de situaciones en un instituto, chico.- Me dijo la alférez que parecía estar a cargo de mi caso, cuando ya recogía sus cosas con ayuda de su compañero.- Pero te prometo que haremos lo posible para resolver esto pronto.

-¿Qué pasará con los culpables si los acaban pillando?-Pregunté con curiosidad, mientras agarraba de nuevo un libro que me había traído Kenlish de la biblioteca unos días antes.

-Dependerá de quienes hayan sido los responsables. Si han sido alumnos, la ley de Responsabilidad Penal del Menor limitaría bastante las acciones a emprender contra ellos. Posiblemente se quedaría todo en unos pocos meses de reeducación especial y trabajos para la comunidad, aparte que les quedaría la mancha en el expediente a la hora de insertarse en la bolsa de trabajo en el futuro. Pero si ha habido adultos implicados…-La alférez se puso en pie y me dedicó una mirada seria.- Se les quitarían ciertos privilegios respecto a sus opciones de elegir profesión durante unos cuantos años, amén de que los meteríamos en prisión durante una larga temporada y quedarían obligados a indemnizarte económicamente cuando fueras mayor de edad.

El asunto de las opciones laborales era algo bastante serio para tratarse de una sanción. Todos los elfos, cuando terminamos nuestra formación obligatoria, pasamos a incorporarnos inmediatamente a una bolsa de fuerza laboral dependiente del Ministerio de Empleo. Aquellos que deciden no seguir estudiando son asignados, en función de las capacidades demostradas durante su estancia en el sistema educativo, a una serie de oficios repartidos por todo el territorio de la República, que generalmente son los menos satisfactorios para la población. Sin embargo, ello te habilita inmediatamente para acceder a una vivienda estatal y a los víveres básicos que el gobierno asegura para todo ciudadano de Isnir.

Aquellos que pretenden proseguir su formación y, por lo tanto, mejorar sus opciones de acceder a puestos considerados más dignos por la sociedad y mejor remunerados, están obligados a hacer el servicio militar obligatorio antes de incorporarse a las formaciones superiores.  Normalmente, el grueso de los elfos se limita a completar los dos años de mili y luego inician sus estudios superiores en la universidad u otras academias de formación, pero dado que el ejército y sus distintas armadas ofrecen buenas remuneraciones y están bien considerados socialmente, son muchos los que deciden seguir el cursos honorum y dedicarse a la vida castrense. La alférez que lleva mi caso tenía aspecto de haber cursado su formación militar hacía bastante tiempo, pero su rango de alférez, el más bajo en la escala de oficiales de la Guardia de Eylissia, considerada una de las dos armadas mejor valoradas del ejército, indicaba que debía haberse retirado un tiempo de la vida militar para completar una carrera universitaria o similar. Y es que la formación, aparte de abrirte muchas puertas en la vida civil, también te habilitaba para cargos más importantes dentro del ejército.

-Alferez, ¿puedo hacerle una pregunta… personal?- Pregunté antes de que la mujer cruzara la puerta de mi habitación. La militar se detuvo y me miró detenidamente, mientras yo mantenía fijos mis ojos en las insignias que llevaba ella en  las hombreras de su uniforme grisáceo.- ¿Es muy complicado llegar a formar parte de la Guardia?

La mujer sonrió con aspecto divertido. Fuera pude escuchar una sonora carcajada de su compañero, que se asomó un momento por la puerta para observarme, antes de que su superior se volviese completamente hacia mí con los brazos cruzados delante del pecho.

-¿Estás pensando en unirte al ejército cuando te gradúes, Wïlden?-Asentí con la cabeza, lo que hizo acentuar su sonrisa aún más.- Pues si tu intención es unirte a la Guardia de Eylissia, déjame decirte que es mejor que te apliques durante la formación obligatoria. La Guardia y la Solenopsis Invicta son las únicas armadas que escogen a sus propios miembros, solo los mejores de los mejores. Y los que seleccionan integrantes para nuestro equipo…-Se llevó la mano derecha a la altura del corazón, donde llevaba el escudo de su unidad militar: un ave con las alas extendidas, tres plumas abiertas desde su cola y cuatro estrellas de seis puntas en los espacios.-Son muy estrictos. De hecho creo que no hemos tenido ninguna nueva incorporación desde que se unió mi compañero de aquí fuera, hace ya seis años. Tienes más posibilidades de unirte a Solenopsis que a nosotros, chico.

-No, no, no lo preguntaba con esa intención.- Dejo escapar una risa al percibir el fiero orgullo que recorre a los dos militares cuando hablan de su armada.- Solo era mera curiosidad. Pero si de los dos ejércitos más importantes del país, los suyos son los más exigentes… Creo que todo aspirante a militar de profesión debería apuntar a unirse a sus filas y no a las de Solenopsis.

-Bien dicho. Si alguna vez decides hacer vida castrense, espero que llegues a estar con nosotros.-Se acercó a darme la mano y de repente su rostro se tornó en una mueca de seriedad.- Eso sí, déjame decirte una cosa: ni se te ocurra unirte a Solenopsis. La Guardia y la Invicta nos llevamos a matar entre nosotros, y después de lo que acabas de decir consideraría eso como una traición.


Dos días después de esa entrevista, me han dado el alta médica al fin. Aún queda un rato para que Kenlish venga a dar conmigo, de modo que decido salir a dar un paseo por el parque hasta que llegue la hora. Y así, armado con dos muletas y con la pierna escayolada en alto, me dirijo rumbo al lugar donde me habían tendido la emboscada dos semanas antes. Es un día despejado, pero sopla una brisa fresca que me pone los pelos de punta nada más poner un pie fuera de la clínica.

A ésta hora apenas hay estudiantes por el parque. Es viernes y las clases han acabado apenas dos horas antes, por lo que la mayoría se encontrarán todavía trabajando en sus clubes, y los que no, muy posiblemente andarán perdiendo el tiempo por la zona de ocio. Yo mientras tanto, disfruto de la sensación de tranquilidad que impera en el ambiente, sintiendo las corrientes de aire moviéndose a mí alrededor a tiempo que avanzo atravesando el parque.

No tardo en llegar a la altura del lugar de la emboscada. El enclave no parece haber sufrido cambios desde la última vez que pasé por él a plena luz, salvo por el detalle de unas manchas de sangre seca en el suelo que no habían logrado eliminar completamente. Allí fue donde debió de caer mi cabeza cuando casi me la abren con la barra de hierro.

Aprieto los puños entorno a los mangos de mis muletas. Siento una mezcla de miedo y rabia a partes iguales en mi interior: miedo, por un lado, porque el hecho de  haber estado a punto de morir y no haber sido capaz de defenderme me hace darme cuenta de lo frágil que es mi vida; y rabia, porque algo en mi interior pide venganza de la forma más sangrienta posible, como un odio visceral que hubiera estado dormido dentro de mí. La intensidad de esto último me acaba sorprendiendo al darme cuenta de que he empezado a sangrar por la boca al morderme el labio inferior con los colmillos.

Sacudo la cabeza y me alejo en dirección al lago central. Al final no ha sido buena idea acercarme por ese sitio, los recuerdos están demasiado frescos como para no ser indiferente al estar allí.

-Ahora mismo el plan que tenemos Kenlish y yo me resulta insuficiente. Una venganza donde no haga daño a nadie no podría llenarme ahora.-Pienso a la vez que me siento en un banco desde el que puedo ver al club  de piragüismo haciendo unas pruebas por parejas.- Yo antes no era así… ¿Porqué me siento tan cambiado desde que la atacaron a ella? Ahora siento cada vez más ganas de partir cráneos a puñetazos cuando veo agresiones de éste tipo. A éste paso, si Dragamsel vuelve a ponerme las manos encima soy capaz de hacerlo. Es más, quiero que ocurra sólo por tener la oportunidad de sacarle los ojos… ¡Mierda! ¿Qué coño me pasa?

Me llevo las manos a la cabeza y trato de concentrarme en las embarcaciones que cruzan el lago a toda velocidad. Uno de los equipos me llama la atención por lo desequilibrado que parece estar: en la parte de popa, un tiparrón de metro noventa y cuadrado como un armario ropero, mientras que en la proa de la piragua se sienta un chico de aspecto escuálido y que a duras penas llegará a tener la misma estatura que yo, tal vez un poco más bajito. Como el día y la noche y, sin embargo, los veo avanzar a buen ritmo, con una coordinación casi perfecta que parece conducir el más canijo de los dos. Hasta que, en el momento de bordear una boya, el elfo más grande comete unos errores de desincronización y la embarcación vuelca, llegando hasta mis oídos los gritos del pequeñín.

Sin duda alguna, era él quien debía de llevar el mando de la embarcación, porque la bronca que le está echando a su compañero parece ser de las gordas. Consigo captar algunos restos de las emociones de ambos regatistas y no puedo evitar echarme a reír al notar que ha sido todo a propósito por parte del grandullón, que parece estar conteniendo su propia risa mientras escucha despotricar a su compañero.

-Perdona, ¿por casualidad tu eres Wïlden?-Oigo que dice una voz femenina cerca de mí.

Me vuelvo hacia un lado y veo a una elfa bajita y rubia, con el pelo trazando tirabuzones y unos ojos de un impresionante color azul, mirándome de reojo subida a las protecciones que rodean el lago. Tiene unas curvas desproporcionadas en comparación con su estatura, pero sin duda alguna a mis compañeros más despiertos sexualmente hablando les daría un infarto si se quedaran mucho tiempo a solas con ella. Yo por mi parte, me siento confundido al tener la sensación de haber hablado con ella recientemente.

-Esto… Sí, soy yo.-Respondo a la vez que fuerzo mi mente a recordar en que momento había hablado con esa chica, pero sin éxito.- ¿Nos conocemos?

-¡Vaya si eres tú! No te había reconocido con tanta gaza y escayola encima.-Replica ella a la vez que desciende de un salto de la barandilla.- Y se supone que tendrías que conocer mi nombre, porque hace unas semanas me convenciste de unirme a tu Club de Geología, pero creo que te lo paso porque no me he pasado nunca por la sede. ¿Qué te ha pasado para haber acabado así?

Al fin caigo en la cuenta. Es una de las estudiantes del segundo piso que conseguí reclutar para formar el club en su momento. Por eso me sonaba su rostro, pero de su nombre, siendo sinceros, no recuerdo ni como empezaba. Aunque lo mismo me sucede con los veintiséis miembros restantes que conseguimos Kenlish y yo, a pesar de que esta chica se merezca que lo recuerde por un par de razones.

-Bueno, me dieron una paliza de muerte hace un par de semanas. He estado ingresado en la clínica todo este tiempo, pero ya me han dado el alta.- Respondo con tranquilidad, como si fuera lo más normal del mundo (que en mi caso, tristemente lo es). Sin embargo, a ella parece sobresaltarla la noticia, y enseguida se pone a mi lado cogiéndome las manos entre las suyas, con gesto preocupado.

-¡Eso es terrible! Con razón no te había visto por el instituto en todo este tiempo. ¿Ya han cogido a los responsables?-Mi habilidad sensorial me dice que su preocupación es genuina, pero en mi opinión es hasta desmesurada para tratarse de alguien con quien solo he tratado una vez por motivos egoístas.- Voy a intentar pasarme por el club de ahora en adelante, así que cuenta conmigo para pedirme lo que necesites.

-E-esto… ¿Gracias?- De repente noto una sensación de peligro, pero por más que miro a mi alrededor, no consigo captar de donde puede proceder. Al final determino que no puede haber más riesgo que seguir en compañía de esa chica cuyo nombre no recuerdo, y en vista de cómo están evolucionando las cosas no creo que sea buena idea preguntárselo ahora. Y la sensación va en aumento.- Este, verás, aprecio tu gesto, pero no quiero quitarte tiempo de tus otras actividades. Ya te dije en su día que sólo necesitábamos miembros suficientes para poder fundarlo, en realidad no estás obligada a…

-¡Oh, tonterías! Si la mitad del tiempo me la paso aquí viendo a ese par tratando de completar una regata.- Señaló en dirección al lago, hacia los dos elfos en los que me había fijado antes de que me hablara y que ya habían logrado volver a subirse a la piragua.- Son dos buenos amigos míos, pero están siempre tan ocupados con el Club de Remo que acabo aburriéndome yo sola. Así que ya que estoy en un club, ¿por qué no ir y aprovechar para hacer amistad?

-La cagamos.-Me digo al pensar en Kenlish y en las condiciones por las que escogimos, precisamente, crear un club de Geología: que la materia fuera lo suficientemente aburrida como para que ninguna persona se atreviera jamás a acercarse por la sede mientras avanzábamos las fases de nuestro plan.-Si Kenlish se entera de esto me corta el cuello. ¿Cómo le digo yo ahora a ésta chica que no quiero que se acerque por el club? Si es mejor amiga de ese armario que está en el lago y por algún casual se toma a mal el rechazo, es capaz de pedirle que me dé una paliza. Así de lejos no parece mal tío, pero no sé yo si podré escaquearme estando con muletas. Mieeerdaaaaaa…

-¡Ah, mira! Parece que ya han acabado.- Me vuelvo hacia el embarcadero que usan para introducir las piraguas en el lago y veo que, efectivamente, la mayoría de los miembros están sacando sus embarcaciones del agua.- Me tengo que ir, pero espero verte pronto por el club. ¿Dónde han instalado el…? ¡Bah, da igual, ya preguntaré en el negociado de clubes donde les han alojado. ¡Cuídate mucho, Wïlden!

Y con las mismas se marcha alegremente en dirección a los del Club de Remo, dejándome de una pieza sentado en mi banco. El aire frío me termina de despeinar mientras yo sigo contemplando su lucida figura alejándose de mí, pensando que se acaba de producir un hecho funesto en la cronología del plan de venganza.

-La hemos hecho buena…-Me llevo las manos a la cabeza otra vez.- ¿Y ahora que le digo yo a Kenlish?

-Pues ya puedes empezar a pensar rápido, desgraciado.-Oigo su voz a mis espaldas y siento como el corazón me da un brinco. Me doy la vuelta y me la encuentro de pie a tan sólo un par de pasos de distancia, observándome con un semblante tan frío que contrasta drásticamente con la rabia que siento retorcerse dentro de ella.- Podrías empezar explicándome por qué no me has esperado para irte de la clínica, cuando me he pasado las dos últimas semanas preocupadísima por ti y visitándote cada día. ¿Qué ocurre, es que de repente se te han despertado las hormonas de la pubertad al ver a esa chica? ¿Demasiado buena para resistirte quince minutos, eh?

-¡¿HOLA?! ¿Kenlish?- Suelto a la vez que me alejo un par de pasos con ayuda de mis muletas. La agresividad con la que me está hablando me ha cogido completamente desprevenido. No era la reina del autocontrol la que me hablaba en esos momentos precisamente, sino más bien su reverso tenebroso.- ¿Pero cómo puedes decir eso? Yo había salido a hacer tiempo hasta que llegaras para no aburrirme, y casualmente me he encontrado con ésta chica que…

-No disimules, Wïlden. Eres un chico, es normal que en algún momento te empieces a interesar por… Esas cosas.- Ha bajado el tono de tal manera que apenas llego a entender lo último, pero el gesto inconsciente que hace de llevarse las manos al busto me hace ver por qué mi amiga puede haber reaccionado tan exageradamente: la chica que acababa de largarse debía de tener unas cuantas tallas más de pecho que ella y, aparentemente, le daba cierto complejo.- Lo que me molesta es que no lo reconozcas. Si me dices que te ha gustado esa elfa y que no podías dejarla escapar, está bien, no pasa nada. Puedo llegar a entender que pasaras de esperarme a mí…

-Wïlden, párale los pies o aquí se va a liar bien gorda.-Me digo a mí mismo, al tiempo que empiezo a avanzar hacia ella.- Kenlish, me parece que te estás haciendo una idea equivocada de todo esto. A ver, es cierto que he estado hablando con ella y que en cierto modo es atractiva, pero…

-Hay que tener jeta para decir que esas ubres no te han gustado.- El tono regañadiente en que lo dice y su expresión me provocan tal ataque de risa que por un momento pierdo el equilibrio y me doy contra el banco en el que había estado sentado momentos antes.- ¿Qué pasa? A los hombres os gustan cuanto más grandes mejor, ¿no? Y las de esa tipa no te cabrían en las manos, pero seguro que son tan fofas como si se tratara de una vaca lechera…

-Kenlish, para, por favor.-Le suplico a la vez  que me dejo caer sobre el banco, intentando reprimir la risa.- No sigas, que me va a dar algo de la risa.-Mi amiga parece calmarse un tanto, pues noto como se le relajan los hombros y el rostro.- Estoy siendo sincero. He salido a despejarme un poco y me la he encontrado aquí. Y la razón por la que estábamos hablando es porque ella es una de las personas que conseguí reunir para que firmaran la lista de miembros del club.- De repente recuerdo lo que habíamos hablado y se me corta la risa repentinamente.- Y esto es algo malo. Ha dicho que va a pasarse por el club a partir de ahora.

-¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!

Mi amiga se me echa encima y me agarra del cuello de la camisa hasta tenerme en pie frente a ella. Me taladra los ojos con una mirada tan penetrante que enseguida noto como se me agarrota todo el cuerpo, habida cuenta de que la brisa me hace llegar todo ese agradable olor a frambuesa que la envuelve cada vez que le presto algo de atención.

-¿Qué-es-eso-de-que-va-a-pasarse-por-el-club, Wïlden?-Dice haciendo una descarada pausa entre cada palabra que pronuncia.- Se suponía que el Club de Geología lo habíamos creado precisamente para estar solos cuando alcanzáramos las siguientes fases del plan. Porque se supone que en este condenado distrito NADIE está interesado en estudiar piedras y minerales fuera del horario lectivo. ¿Qué clase de subterfugios has usado para que se le haya metido en la cabeza esa idea, eh? ¡No, prefiero no saberlo, no sea que acabe golpeándote!- Me suelta en cuanto abro la boca para responder.- Ni siquiera hemos completado la fase uno y ya se nos presenta éste problema… Siempre existió esa posibilidad, pero era tan remota que jamás se me habría ocurrido que llegaría a presentarnos un obstáculo tan serio. Tal vez deberíamos replantearnos la estrategia y empezar todo de nuevo…

-¡Ah, no, ni de coña!- Recupero el equilibrio y me yergo tan alto como me permite mi pierna lesionada.- La noche en la que me atacaron conseguí completar la tarea que me pediste de averiguar cómo funcionaban las rutinas del personal de la administración, y unas cuantas cositas más. No pienso tirar todo por la borda solo porque ahora vayamos a tener un observador cerca.

La expresión de Kenlish se congela al terminar de oírme. Su boca se queda entreabierta, a la vez que me suelta la camisa y empieza a respirar pausadamente. La veo tragar saliva varias veces, hasta que al final cierra los ojos y junta las manos a la altura de su boca.

-¿Puedes repetirme lo que has dicho, Wïlden?- Me pregunta sin mirarme.

-Tengo toda la información que pediste, y algunas cositas extras que podrían venirnos bien. Es más, si te apetece, hoy mismo podemos dar comienzo a la fase dos de la operación.-Se me queda observando sin dar crédito a lo que oye.- Y siendo sincero, tengo muchas ganas de ponerme a trabajar en ello. Hay unos cuantos cabrones que deben pagar por lo que nos han hecho a ambos.



martes, 3 de junio de 2014

Enlaces a capítulos

¡Muy buenas tardes a todos!

Estamos ya a día 3 de junio, y quedan tan solo unas pocas horas para traerles el ansiado y esperado capítulo 9 de Relatos de Isnir. Y como prometimos hace unas semanas, aquí les traemos la lista actualizada de los enlaces a los capítulos anteriores, junto a una pequeña sinopsis argumental.

Recuerden que les esperamos mañana para el reestreno de la serie. ¡Nos leemos!

Sinopsis:

Wïlden es un joven elfo que vive y estudia en la Ciudad-Escuela de Zedblorg, donde es victima de un constante abuso por parte de sus compañeros, que le consideran un bastardo de elfo y humano. Su vida es un infierno hasta que conoce a Kenlish, considerada la elfa más inteligente de toda la escuela y que también es objeto de las envidias de sus compañeras. Juntos, acuerdan ejecutar una venganza en contra de aquellos que les hacen la vida imposible, pero por el camino han sufrido incidentes que a punto han estado de costarles la vida. ¿Lograrán seguir adelante con sus planes?


Listado de capítulos publicados:


Prólogo: http://erainyantafi.blogspot.com.es/2012/04/prologo-aislamiento.html

Capítulo 1: http://erainyantafi.blogspot.com.es/2012/05/relatos-de-isnir-capitulo-1.html

Capítulo 2: http://erainyantafi.blogspot.com.es/2012/06/relatos-de-isnir-capitulo-2.html






miércoles, 14 de mayo de 2014

Aniversario y Relatos de Verano.

¡Muy feliz día a todos, mis queridos lectores!

Sé que el blog lleva muerto ya bastante tiempo, más del que nos hubiera gustado, hemos de reconocerlo, pero ha sido casi imposible cuadrar los horarios para compaginar Relatos de Isnir con nuestras obligaciones en la universidad y vida privada. No obstante, tenemos ya preparadas algunas novedades para estos meses de verano que nos aguardan.

En primer lugar, tengo el honor de anunciar que tenemos 4 capítulos de la serie en el backstage esperando a ser publicados. Sí, sí, 4. Finiquitados, corregidos y bonitos. Y si todo sale bien, con suerte podríamos llegar a tener listos otros tantos antes de finalizar el verano, pero preferimos no especular y ceñirnos a lo que ya tenemos. Nuestro propósito es publicar el siguiente Capítulo 9 el día 4 de junio de 2014, y a partir de dicha fecha, un nuevo capítulo cada 2 semanas, con lo que el calendario a seguir sería el siguiente:


  • Capítulo 9, 4 de junio de 2014.
  • Capítulo 10, 18 de junio de 2014.
  • Capítulo 11, 2 de julio de 2014.
  • Capítulo 12, 16 de julio de 2014.
Por supuesto, si lográsemos tener más capítulos terminados antes del número 12, anunciaremos la correspondiente modificación del calendario de publicación para incluirlos.

En segundo lugar, quiero comunicar que hoy se cumplen 8 años del nacimiento de la idea original de la que ha evolucionado Relatos de Isnir. Un proyecto que ha pasado por muchas fases, entre ellas la creación de esta misma serie, y que éste año posiblemente pueda ver al fin la luz. Ya va quedando menos para el día en que finalmente podamos hablaros completamente del mismo. Hasta entonces, os pedimos paciencia y que disfrutéis con las andanzas de Wïlden y Kenlish...

En tercer lugar, comunicaros que, como es costumbre cuando reestrenamos la serie, colgaremos un pequeño resumen de la historia hasta el momento, con algunos días de antelación al día clave. Y como novedad, esta vez incluiremos el listado completo de enlaces a los distintos capítulos que han sido publicados con anterioridad, para facilitar su búsqueda y lectura.

¡Un saludo a todos, y os esperamos con ansias el 4 de junio!

Erain Dearrir