lunes, 23 de abril de 2012

Prólogo: Aislamiento

Las campanas de la torre del reloj anunciaban la medianoche en la ciudad de Eylissia. Congregada a los pies del edificio, una multitud enardecida clamaba a gritos que sus líderes se pronunciasen sobre el asesinato de un  conciudadano a manos de extranjeros, días atrás.

En el interior, el ambiente era de tensión. Los gritos de furia que se elevaban en la calle no alcanzaban a oírse en la sala del pleno, donde trescientos setenta hombres y mujeres llevaban encerrados desde hacía varios días debatiendo las medidas que debían adoptarse ante la afrenta que había agitado a la Nación entera cómo si de un avispero se tratase.

El  asesinato venía a confirmar la complicada situación de las relaciones diplomáticas con los países vecinos, en deterioro desde hacía ya varios años. Una sucesión de desgraciados incidentes habían provocado que el pueblo se movilizase desde hacía varios meses para presionar al Gobierno y a las Cortes a tomar medidas más firmes a la hora de hacerse respetar como Estado en el exterior, y esa noche, la cita con dichas pretensiones era inaplazable.

-Señorías, ya no podemos retrasar más el momento de la votación.- Intervino el Presidente de la Cámara haciéndose oír por encima de los airados murmullos que resonaban en el hemiciclo. En apenas unos segundos, toda la sala se había sumido en un tenso silencio, a la espera de que su moderador prosiguiera.- Llevamos varios días aquí encerrados debatiendo la mejor solución a la crisis que se nos ha planteado, y no creo que vayamos a lograr mayores avances por volver a revisar los hechos por trigésimo cuarta vez.

Un apagado murmullo de afirmación siguió a esas palabras. La mayoría de los allí presentes demostraban claras muestras de cansancio y estrés en sus rostros. Era evidente que estaban deseando poder dar por terminada esa inacabable sesión e irse de regreso a sus hogares, pero la trascendencia del momento y el peso de la responsabilidad en sus consciencias les habían impedido tomar una decisión que podría ser fatídica para todos si no la hubieran meditado a conciencia.

- Es hora de que nos pronunciemos en algún sentido. Ha llegado el momento de votar la propuesta que nos remite el Gobierno y que nos exigen nuestros ciudadanos. Que la gracia de Isnir nos acompañe en esta ardua decisión.

Los políticos fueron pulsando uno de los dos diminutos botones que tenían ante su asiento en el hemiciclo, pronunciándose uno tras otro a favor o en contra de la propuesta que debían considerar. Pocos minutos más tarde, ya toda la sala había emitido su voto y una máquina de recuento ofrecía el resultado en una pantalla situada tras el estrado de la mesa presidencial: Trescientos sesenta y seis votos a favor. Sólo cuatro en contra. Ninguna abstención.

Los asistentes contuvieron el aliento mientras el ambiente se tensaba a  espera de que el Presidente de la Cámara declarara de forma oficial la decisión que se había tomado por tan aplastante mayoría. El hombre retiró de su rostro los anteojos que había portado hasta entonces y los depositó con manos temblorosas ante sí, encima de los papeles de la propuesta que les habían remitido al inicio de aquellas largas jornadas. Aquél era un momento histórico, y a él le correspondía anunciar oficialmente lo que más tarde el Presidente de la República habría de comunicar a la Nación.

-Por trescientos sesenta y seis votos a favor y cuatro en contra, se aprueba la petición del Gobierno y autorizamos el Estado de Guerra. Los elfos de la República Democrática de Isnir cortarán todo tipo de relaciones con los Estados Humanos de Zeravla. Todo humano presente en territorio nacional será expulsado con efecto inmediato, sin excepción alguna. Así mismo, se declara a cualquier miembro de dicha raza persona non grata en la República y serán sometidos a proceso penal por crímenes de guerra todos aquellos que persistan en su intento por entrar y/o permanecer en la misma transcurridos diez días naturales a la publicación del acta de ésta sesión.

Al día siguiente, el Presidente de la República firmaba la declaración formal de Guerra contra los Humanos, casi al mismo tiempo en que se comunicaba a los detenidos por el asesinato su orden de ejecución pública. Todos sus congéneres empezaron a ser detenidos sistemáticamente en todas las poblaciones del territorio y trasladados hasta las fronteras mientras numerosas divisiones del ejército élfico se movilizaban hacia las mismas.

El día de la ejecución, cuatro hombres fueron escoltados por la guardia de Eylissia hasta la plaza mayor, donde se había preparado un cadalso para cada uno de los condenados. La misma muchedumbre que días antes clamaba venganza por las afrentas de aquellas personas se había congregado en la misma, y vociferaba insultos y juramentos hacía los asesinos al tiempo que los verdugos pasaban el lazo de la horca por sus cabezas.

Tres de ellos lloraban suplicando clemencia y clamando por su inocencia, pero el cuarto hombre permanecía sereno y solemne mientras se leía en alto la sentencia que les condenaba a morir. No pronunció palabra alguna hasta que se hubo leído la última línea, y sólo cuando los verdugos se disponían a accionar las palancas que habrían de dejar su cuerpo colgando del vacío, pronunció la frase con la que exhalaría su último aliento:

-La justicia es un dios, y los dioses están muertos.

Momentos más tarde, su cadáver colgaba inerte de la soga que llevaba al cuello, con un silencio sepulcral ocupando la plaza. Había empezado la Era del Aislamiento.

Feliz Día del Libro

Hoy es 23 de abril, Día del Libro en España. Hoy, particularmente, es un día en que los escritores podemos sentirnos un poco más a  gusto con nuestra labor, porque es también nuestro día aunque se celebre en honor a nuestros "pequeños". Y es que ver terminada una historia, un relato, o cualquier otro tipo de escrito, es lo más parecido que se puede sentir a ser padre-madre en lo que respecta a ver cómo se gesta, crece y finalmente acaba viendo la luz.

Hace tiempo que no les traemos ningún escrito de trascendencia importante, debido a que hemos querido esperar a saber cual es la tendencia de nuestros lectores en cuanto a géneros literarios para poder acomodarnos a sus gustos. Pero hoy están de enhorabuena, se han acabado las esperas.

En breve tendremos revisado el texto del que será Prólogo de una nueva serie de relatos, todos ellos siguiendo un hilo argumental común y que será publicado semanalmente en el Blog. ¿Y qué mejor forma de comenzar una nueva serie que haciéndolo el mismo día en que se festeja la existencia de toda obra escrita?

Estén atentos. Esperamos no les defraude :)