lunes, 20 de febrero de 2012

Dawn y Sunset. Prólogo: La llegada

Viento. Oscuridad. Sensación de caida. Mis ojos aún están cerrados, acabo de recuperar la consciencia. Me siento desorientado, no sé donde estoy, ni a que se debe esta sensación de caida libre que estoy teniendo ahora mismo...

Abro los ojos. Ciertamente, estoy cayendo, en medio de un mar de nubes que cubren todo de blanco y no me dejan ver que hay más allá de mis manos, las cuales alargo intentando sentir el tacto del agua vaporosa, que se escurre entre mis dedos en medio de mi caída.

Acaban las nubes. Muevo la cabeza para mirar lo que, de tener los pies en el suelo, estaría sobre mi, y veo un mar que refleja el crepúsculo, al cual me estoy precipitando en estos momentos.

Noto mis alas negras, contraídas contra mi pecho, envolviéndome. Tan pronto las siento, les ordeno desplegarse y remonto el vuelo. Estoy llegando a la costa, planeando sin esfuerzo en las corrientes de aire, dejándome llevar donde el viento quiere.

Sobrevuelo un extenso bosque, camino de las montañas que diviso a lo lejos, cuando entre la arboleda, veo que despuntan unas altas torres picudas, de un tono de marfil que, conforme me acerco al castillo del cual forman parte, se va oscureciendo poco a poco, a la par que el sol se oculta a lo lejos en el mar.

Motivado por un impulso silencioso al cual no consigo ubicar en mi mente, me acerco a él, y finalmente, cuando ya las estrellas y la luna asoman en el este, poso mis pies en el camino empedrado que conduce a sus amplias puertas dobles de hierro forjado.

Un puente de piedra, ancho, pero sin protecciones en sus laterales, atraviesa un profundo precipicio cuyo fondo no alcanzo a vislumbrar, en mi camino a las puertas. Con paso inseguro, lo cruzo y finalmente, me detengo frente a las puertas. YA es de noche.

No hay aldaba, ni tan siquiera veo centinelas en los altos muros que rodean el castillo. En la puerta, únicamente vislumbro un cerrojo, pequeño, demasiado en comparación con lo que cabría esperar para abrir un mecanismo tan grande como el que debe de travar la puerta una vez está cerrada.

Algo me atormenta la mente. Tengo la incomoda sensación de haber estado antes en ese lugar. Hace mucho, mucho tiempo, en una época en la cual yo era feliz y todo el mundo me parecía agradable y atractivo... Una época en la que mi corazón no se había dañado... Y que terminó el día menos pensado, sin previo aviso, en una tragedia.

Noto una sombra moverse por los altos muros del castillo. Por momentos, he creído vislumbrar una figura familiar en sus andares apresurados y, quizá confundiéndome, la he llamado a gritos por el nombre que creo que le corresponde, pero solo obtuve silencio en respuesta.

¿Qué es este castillo? ¿Que recuerdos son los que corresponden a este lugar, el cual conozco y a la vez me resulta completamente indómito ahora mismo? ¿Por qué esta sensación en el pecho que me indica peligro, que no estoy completo y que me urge encontrar aquello que me hace falta para no desfallecer en cualquier momento?

Voy a resolver estos misterios. Y para ello, esperaré frente a estas puertas cuanto haga falta, hasta que alguien entre o salga de él y me permita acceder adentro e investigar sus misterios... y los que llevo dentro de mi mente.

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